Lunes y viernes de por medio, los voluntarios de la Fundación se dan cita a las 18:00h en la Parroquia Santa Inés / San Camilo (Ávalos 250, CABA). Bajo la coordinación de Néstor Escobar, se pone en marcha la producción de las pizzas, amasado, horneado y embalaje, para luego salir a repartirlas entre quienes no la están pasando bien.
Contado de esta manera parece algo simple, sencillo y rápido, pero no lo es. Previo a poner en marcha la producción, hay todo un trabajo de logística, que va desde la compra de insumos, o de retirar alguna donación, a verificar el estado de la mercadería, los vencimientos, etc. Luego preparar la salsa, cortar la muzzarella y sazonar, todo lleva su tiempo. Una vez producida las pizzas, y ya listas para el consumo, se llevan al o los puntos de entrega.
Ahora viene la parte de lavar los utensilios usados, limpiar el lugar, y dejar todo en orden para la próxima convocatoria.
El playón del cementerio de la Chacarita es, generalmente, el punto de entrega donde, desde temprano, gente en situación de calle ya nos espera; a ellos se le suman muchos trabajadores que llegan con lo justo a fin de mes y «zafan una comida».
Desgraciadamente cada vez son más los que se acercan en busca de una ayuda. En este invierno, no sólo fue comida, también se llevaron abrigos y mantas para quienes tienen que pasar la noche en la calle.
Un trabajo solidario increíble, al que muchos voluntarios le dedican 3, 4 ó 5 horas de su vida para ayudar a gente que no conocen. Amor puro, que sólo se paga con la sonrisa, un «gracias», o simplemente con una mirada cómplice de quien recibe. Con eso, se llena el alma.
Felicitaciones. ¡Hay equipo!




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